sábado, 31 de julio de 2010

Escribe Rufino Marín

REFLEXIONES ECONÓMICAS
rufinomarin3@hotmail.com


La situación económica siempre es preocupante en sí, aunque no debe analizarse aisladamente del contexto político, social y cultural.
Mucha gente, estimuladas por quienes detentan el verdadero poder, suele analizar las situaciones económicas como si fuesen factores aislados del total. Esto es comprensible en quienes no tienen la preparación suficiente, no han recibido la instrucción necesaria y no están acostumbrados a discernir por sí, especialmente los dobles discursos; consecuentemente, suelen repetir la “información” que reciben de los grandes medios de comunicación y son influíbles por personas de mayor nivel cultural, como patrones, políticos, sacerdotes, etc.
La distorsión de la realidad, especialmente en la formación de opinión sobre hechos puntuales, hace que la mayoría del pueblo no correlacione estos hechos entre sí, permitiendo que los dominantes los “acomoden” conforme a la defensa de sus intereses; es el talón de Aquiles de la democracia.
Pero llega a ser preocupante cuando estas opiniones distorsionadas son vertidas por personas altamente capacitadas y que en términos generales, sostienen posiciones populares y progresistas con medidas concretas que benefician ostensiblemente a los más desposeídos, mejorando notablemente el nivel de vida de éstos y hasta afectando a los intereses de los grandes capitales, especialmente los especulativos.
Me cuesta creer que no puedan ver la totalidad.
Me cuesta creer que crean realmente en lo que dicen.
Me cuesta creer que realmente piensen que solamente es un problema “técnico” o de malas recetas, pero que con una buena política administrativa se puede llegar a generar un capitalismo humanizado y que todo el mundo puede crecer feliz.
ESTO SI ES UNA UTOPÍA.
Cuando las fabricadas crisis financieras buscan tapar o distraer la atención popular de la verdadera CRISIS CÍCLICA ESTRUCTURAL de la economía capitalista, todos (aún sin tener la menor idea) comienzan a hablar de economía.
Porque entonces toca directamente a nuestras necesidades básicas que en consecuencia quedan insatisfechas.
Y es el momento de insistir en análisis serios.
La crisis del capitalismo son cíclicas, recurrentes e inevitables; es el corazón del sistema.
Si hablamos con responsabilidad, no podemos “chauvinísticamente” creernos los campeones morales del capitalismo ni creer que las miserias que padecimos anteriormente fueron consecuencia de malos consejos o de políticos y economistas que “se equivocaron”.
TODOS sabían perfectamente bien lo que hacían.
El FMI, el Banco Mundial y el Club de París nunca se equivocaron; los consejos que daban lo hacían conscientes de que era para hundirnos. Los políticos argentinos que aplicaron las recetas tampoco lo ignoraban y también sabían a la perfección de que era para hundirnos.
Unos y otros no sufrieron las crisis; todos emergieron más ricos que antes.
¿Podemos considerar un “error” la delincuencia y el robo preparado?
Del mismo modo no debemos cantar victoria porque por fin seamos realmente EMERGENTES. El camino es correcto, las reformas son paliativos necesarios para que el pueblo pueda sobrevivir, avanzar y proyectarse, pero el enemigo aún está vivo y vomitando sus miasmas sobre Europa como antes lo hizo en el 2001 y 2002 sobre nosotros; la recuperación económica-financiera, el desendeudamiento y la elevación del nivel de vida del pueblo y la reindustrialización del país, deben ser las bases para un avance constante e ininterrumpido hacia la paulatina socialización de TODO, para que conjuntamente con el avance hacia la igualdad, la estatización y la economía planificada, se vayan suprimiendo las áreas de propiedad privada.
De lo contrario, así como tuvimos un 1955 que produjo un tobogán desembocante en 2001, tarde o temprano sufriremos otros; porque las crisis del capitalismo son cíclicas, recurrentes e inevitables.
Sin embargo, la salida paulatina del sistema puede llegar a ser (tal vez) la solución más deseable y a la vez menos traumática.
Sería necesario saber si los actuales discursos ambiguos están destinados a no espantar al enemigo porque una fuga drástica de capitales complicaría puntualmente el plan de coyuntura o bien si realmente creen lo que dicen o si lo dicen para convencernos, lo que sería verdaderamente preocupante.
Me alarma que EE.UU. y Europa, que siempre vivieron chupándonos la sangre, hoy nos feliciten y nos alaben.
¿Será así o nos estaremos equivocando en algo?

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